Son savia nueva sin estridencias. Practican un estilo donde se trasluce la inocencia y el preciosismo naif. Sus elaboradas melodías te mecen en estos tiempos en donde, lo normal, es que seas objeto de zarandeos violentos y exabruptos más que de caricias. Sientes una corriente inmediata al oírlos que te incita a tararear sus canciones, a ser posible andando descalzo sobre hierba fresca.
Lírica rural, llena de praderas, campos sembrados de maíz, y alabanzas a la tierra. Intimismo de hogar, de casa de troncos en el bosque, de siestas en la hamaca del porche. Aromas a lavanda y plantas de riberas y arroyos. Cortejos de pájaros sabios. Música de natural pareja. Optimismo inocente y neojipísmo bien intencionado, que cree en las bondades de la autarquía.
Autogestión de un trabajo hecho con mentalidad artesanal, "al margen" de la industria.
La voz de Phil Moore es melodiosa, honesta y transparente y transmite las emociones de sus sueños de forma certera.
Estas dos canciones pertenecientes a su último y más conseguido disco hasta ahora The Clearing (Dead Oceans, 2012), dan cuenta de su potencial y nos invitan a seguir sus pasos muy de cerca.