Desearía izar la bandera de paz de mi barco pirata, pues quiero impedir peligro alguno por el tesoro que nos une. Trato de no perder la calma, aunque es difícil; ya se sabe que el mar en ocasiones viene picado. Nuestro rumbo es incierto, porque hay rachas de viento que soplan duramente en las velas arriadas, sin llegar aun a puerto alguno. Es mucho el riesgo que corremos, pero puede disiparse tan pronto como una ola, que conquista la orilla desde mar adentro. Quisiera que nuestro secreto se mantuviese en un barco que surca el horizonte, con el viento a su favor, y nosotros de tripulantes, a bordo, mirando al infinito.
2 comentarios:
Pues......YA SABES. Mucha paciencia, sensatez y....un fuerte y preciso nudo marinero para que esa unión no se disuelva nunca aun cuando las olas sean muy bravas y se presenten de forma inopinada, sin desearlo.
Estamos a merced del temporal, que en cualquier momento nos puede hacer zozobrar con una ráfaga inesperada, y poner patas arriba la frágil estabilidad de la que veníamos.
Todo esto forma parte de la vida, y nos debe hacer apreciar aún más los instantes en que se despejan las negras nubes.
No tengas aprensión, pues hemos atravesado ya por duras tormentas y, aunque tengamos algún que otro girón en la vela, tenemos la bandera de la esperanza ondeando en lo más alto, aunque sabes que no sé nadar.
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