Mi pupila brilla extrañamente. No entiendo el porqué, aunque
sospecho que son las ansias de conocer lo que no pueden ver los ojos del alma.
No desisto, no dejo de lucir mi mirada, y no hacen falta destellos de lágrimas,
pues aseguro que si pienso en la razón de mi tristeza todavía queda la
esperanza, y con ella mantengo mi espíritu sereno, sin mediar ningún
sufrimiento. Solo el tiempo me ayudará a entender lo que no sé, aquellas respuestas
colocadas en algún sitio del Universo que todavía no he encontrado. Tendré en
cuenta que esta noche dormiré con estos pensamientos y que mañana será otro día
distinto a los demás, agradable o pesaroso, pero siempre distinto.
1 comentarios:
No quiero decir ninguna obviedad ya que el consuelo fácil no es lo mismo que la comprensión real y activa.
Somos nosotros con nuestra visión túnel de la realidad, los que nos cerramos o abrimos las vías de escape. Nos metemos solitos, dejándonos muchas veces llevar, en pozos insondables de desánimo. Anulamos los aspectos amables de la realidad viendo sólo los sórdidos y desagradables, como si lleváramos unas gafas polarizadas para anular lo positivo.
Cambiar la tendencia evidentemente nos cuesta un esfuerzo y un pulso a la voluntad. Por ello hay que atajarla desde los primeros síntomas, porque así nos podremos agarrar a la esperanza antes de que esta languidezca ahogada en la oscuridad del desánimo.
¡Todo el cariño del mundo!
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