lunes, 12 de julio de 2010

· Por la mañana



Cuando me despierto, mi rostro inanimado pasea sonámbulo por las habitaciones. Aún no me he despertado del último sueño.Enfundada en mi camisón, mis movimientos se ralentizan con chancletas de verano. Los pies se arrastran hacia la cocina; el tardío desayuno puede que me deje sin hambre para almorzar.La hora apunta al mediodía y ya las chicharras entonan su chirrido, anunciando calor para toda la jornada. Alguna vez se aplacan y se alivia la atmósfera.Un pequeño atisbo de aire ronda por el lugar. El sudor se refresca entre corrientes, que sopla a través de las ventanas, abiertas de par en par.

3 comentarios:

Locuaz dijo...

No te sientas pesada, ni torpe, ni incapaz....
Deja que la brisa te refresque, que despeje tus temores y tu presente y que aclare tu futuro que es el nuestro.

airun dijo...

Pero la brisa que me llega es escasa y con ella me sigo sintiendo pesada, torpe, incapaz porque me acongoja la idea de que no se alivie la atmósfera de mis temores y que se cierren las ventanas que alguna vez estuvieron abiertas de par en par, aunque hoy por hoy no lo recuerde.

Seguiré sonámbula en esta vida hasta que sienta un frescor verdadero que me haga emerger de las profundidades y así, la brizna de aire sea lo más descongestionante que pueda ser para simplemente sentir cómo se refresca mi cordura.

Seguiré con chancletas de verano porque el presente lo requiere, y seguirán las chicharras cantando alrededor de mi cabeza recalentada, que pide a gritos que se alejen de una vez por todas, porque así de monótonos suenan mis pensamientos cuando no estoy bien.

Locuaz dijo...

Sigue haciendo el ejercicio de sacar fuera tus padecimientos: es la mejor vía de desahogo y te enriquece como persona. "Quien canta su mal espanta".

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