lunes, 28 de septiembre de 2009

· Reloj de arena, reloj de sal


La vida es como un reloj de arena; el lado vacío espera ser llenado por el otro lado. El tiempo transcurre en medio de los dos. Puede ser un hueco muy grande, por tanto el tiempo pasa volando o puede ser estrechito y así la vida sería bien larga.

El reloj  de sal es  más delicado. Si hay humedad se queda la sal apelmazada y hay que darle dos tarascones para que siga andando. Para los que lo usan parece que muere el tiempo en determinados momentos de la vida y con ellos también ellos mueren. Solo hay que esperar ese pequeño golpecito con el pulgar y seguir de paseo con el reloj de sal.

1 comentarios:

José Manuel Guerrero C. dijo...

¿Y quien nos da ese pequeño golpe que ha veces hace falta para poner el reloj en órbita?
Yo tengo mi particular golpeador.
La vida consiste en encontrar el pulgar que nos permita seguir marcando el ritmo, el de afuera y el de adentro.
Magistral texto.

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