domingo, 19 de agosto de 2012

·Nostalgia del Mar



Me ha dicho el mar que te echa de menos. Cuando el viento te llama, el recuerdo de tu nombre me trasporta a la profundidad de tus ojos, al azul profundo del océano.Su sonido es la caracola de tu risa, que orienta al norte como la rosa de los vientos. Rosa marinera que te viste de ola al soplar con su aliento las mareas de altamar. Te imagino en aguas marinas, con un halo de verdes reflejos. Hasta el fondo atraviesa el sol las aguas que pintan turquesas, y te envuelven descaradas, modelando tu figura entre medias de las olas.

martes, 14 de agosto de 2012

· Sobre "Música Contemporánea" y público


 Hablando en términos generales, el siglo XIX en Europa fue la época en dónde la música "académica" o clásica alcanzó su máximo grado de avenimiento y aceptación con el público.   Anteriormente éste hecho no sucedía de forma tan general, aunque había localmente "fenómenos de masas" por así decirlo. Por ejemplo Venecia  contaba en el siglo XVIII con ocho grandes teatros de la opera, y hubo épocas en las que en la ciudad había hasta cuarenta representaciones al día. También se podrían citar las representaciones multitudinarias del Mesías de Handel desde su creación en adelante. O como estaba imbricada la música sacra durante el periodo barroco en el culto luterano, en donde se le dio un papel esencial y participativo en la liturgia, y que había sido propiciada y alentada por Lutero.

Johannes Brahms y  Robert Schumann
Pero como decía antes, fue durante el siglo XIX en donde la "gran música" se populariza más. El excelso repertorio romántico conecta no sólo con las corrientes culturales del momento, sino que despierta un interés más amplio. La burguesía en expansión gusta en buena proporción del arte de la música -también porque la educación musical es un elemento de distinción- y es raro el hogar burgués en donde no hay un piano u otro instrumento que uno o varios miembros de la familia cultivan. Abunda el arte de la transcripción y son muchos los hogares en donde se conocen y se interpretan las obras de los grandes músicos, transcribiendo su obra orquestal, de cámara, etc. a partituras para otros instrumentos. Hay por lo tanto un gran auge de los editores musicales que cuentan con mercado para vender estas partituras. La transcripción también contribuye a un mayor conocimiento y percepción de las obras.
Las obras sin más medios de difusión que los antes dichos, junto con el interés y la apreciación del público aficionado, tardaban muy poco en ser conocidas y reconocidas desde que la crean sus autores.

Anton Webern,       Alban Berg    y    Arnold Schönberg
 A partir de la segunda mitad del s. XIX se afianza lo que se llamará el "gran repertorio clásico" y en los conciertos la proporción entre nuevas obras (contemporáneas) y un repertorio "basado en lo establecido", se va decantando a favor de éste último. A finales del siglo y principios del siglo XX el "cromatismo impresionista" o hiper-cromatismo de Wagner, el pos-romanticismo o hiper-romanticismo de Mahler en sus últimas obras, y su consecuencia el expresionismo desembocan en el sistema atonal de la mano de Arnold Schönberg, fundador de la 2ª escuela de Viena junto con Alban Berg y Anton Webern.  Schönberg, que es y se considera un visionario, rompe con su expresionismo (según dice la leyenda por un turbulento desengaño amoroso) para crear el dodecafonismo. En ese momento es el paso necesario para que la música evolucione debido a la "crisis de la Tonalidad". Decía Schönberg: "si el público burgués estaba perdiendo interés por la nueva música, y si el emergente público masivo no tenía apetito de música clásica, nueva o vieja, el artista serio debería dejar de agitar sus brazos en un intento de llamar la atención y retirarse, en cambio, a una soledad en compañía de sus propios principios. "(Extracto de The Rest is Noise, de Alex Ross).
 Schönberg y sus compañeros-discípulos en la "sociedad de compositores" (1904), Alexander Scriabin pionero en el atonalismo libre, el camaleónico StravinskyCopland y otros, rompen con el lenguaje musical tonal vigente hasta el momento, por principios normativos: si la música tiene valor, es por su estructura interna no por el carácter subjetivo de su significado. Lo estructural frente a lo reflexivo.
La música del siglo XX es indisociable de las convulsiones sociales, políticas e ideológicas tanto como de las corrientes artísticas que en él se han sucedido, quizás en grado mayor al de otras épocas. Cada compositor tiene sus circunstancias y en muchos casos éstas se reflejan en su obra: Prokófiev o Shostakovich y el comunismo, Paul Hindemith o Kurt Weill con el nazismo...
- opinión:
A partir de ese momento se produce un divorcio entre público y música académica. Una des-sincronía temporal entre el arte musical y el interés del público atento. Un no-entendimiento que se manifiesta en incomprensión y un distanciamiento progresivo debido a la perplejidad y confusión que estas obras (serialismo, aleatoria, concreta...) producen. Y no sólo para el sufrido público, sino que en el ámbito de críticos, promotores y  músicos, se hace difícil cuando no del todo imposible valorar la calidad de lo que se oye, puesto que el patrón compositivo es inexistente. Música de académicos fundamentalistas para académicos fundamentalistas. La supuesta libertad y expresión de la atonalidad se acaba convirtiendo muchas veces, en un callejón sin salida. Así después de la 2ª Guerra Mundial, mucha de la música llamada "Contemporánea", justificándose en su desprecio por las convenciones musicales, divaga más por experimentos de dudoso valor como "obras de arte". Productos más propios de bancos de pruebas de laboratorios de acústica cuando no de ensimismamientos egocéntricos. 

Las manifestaciones ligadas a la música contemporánea no se sustentan sino con dinero público; así se explica el contenido de las programaciones (culpa de la torpeza de los gestores culturales). Los ministerios de cultura intervienen discriminadamente y se subvenciona dependiendo del nivel de "vanguardia" demostrado y no por otros aspectos artísticos. Esto no ha ocurrido con anterioridad en otras ramas del arte. Además la "música Contemporánea" se disoció de las otras artes, en cuanto que existe un desconocimiento de sus contemporáneos "cultos" por ésta música.

 La "Música de vanguardia" se atomiza en minorías "selectas" con el denominador común de la ruptura y el desinterés por el pasado. Éste distanciamiento es doble en tanto que ha habido una animadversión hacia la música contemporánea desde amplios sectores retrógrados. El público más rancio que acude a las salas de conciertos, hace el vacío cuando en el programa se incluyen determinadas obras del siglo XX e incluso de las corrientes musicales de finales del XIX; sensación que muchos hemos sentido al ver en estas ocasiones las salas con escaso público.

El Arte en el último siglo ha alimentado el "mito" del "artista" encantado de haberse conocido y que vive y ve el Mundo desde su torre de marfil. En ésta línea algunos músicos de "vanguardia" se precian de componer de espaldas al público y la realidad: sin concesiones; lo cual les hace pertenecer a la retaguardia mental.
Sin embargo, dentro de las corrientes que se han sucedido desde la forma atonal en adelante, no toda la música es desgarradora y traumática en términos formales, hay una heterogénea variedad en donde también hay excelente y hermosísima música enmarcada en la tradición musical del siglo XX. Músicos que han sabido incorporar las innovaciones y recursos de la atonalidad en las dosis y proporciones justas creando obras que trascienden a su tiempo y alcanzando la posteridad (Messiaen, Boulez). Música neo-tonal donde se toman los modelos del pasado (Britten, Samuel Barber, Pedro Vilarroig), artistas de difícil catalogación con propuestas de repercusión en el público nada desdeñables (Górecki, Tōru Takemitsu)...

Esta "polémica" debería estar  superada, pero creo que nos encontramos en un momento de tensa espera. Si miramos al pasado reciente, es porque en el presente no existen referentes claros. Como siempre la diferencia estriba en una cuestión de genio y de talento.

·Vamos a ilustrar ésta particular reflexión con sentido del humor y la exagerada visión que al respecto despliega Leo Maslíah:
 ·Para saber más:
- Libro recomendado: Alex Ross -> "El ruido eterno"
- Audio-Guia: The rest is noise
- Artículo recomendado: Mahler y Schönberg  (Barnard Hall Inn de "Gresham College")
- Podcast recomendados:
- "Agonía de la música Contemporánea"-  (12/02/2011 rne Clásica)
'El ruido eterno' de Alex Ross - (05/06/10 rne Clásica)
- Música y significado - Schoenberg: Noche Transfigurada - (03/06/12  rne Clásica)
- Música y significado - Otros caminos - (10/06/12  rne Clásica)

viernes, 10 de agosto de 2012

· Hechizo de Ilusiones


Melodías de sandía fresca y ciruelas dulces tengo para mis oídos; sol de sabores salados y brillante sal para mis manos; sábanas de aroma limpio y ligera camisola para mi boca; alegría contagiosa y vibrante gentileza para mi olfato...tengo todo lo que quiero para que el aire corra fresco en esta casa, que no se cómo han trastocado mis palabras y mis sentidos: un hechizo de ilusión las convierte en afortunadas, porque aún así se entiende que el verano ha llegado.
Pero, tú, evanescente luna , tú, fruta inmadura, y tú también, húmeda ropa...y tú, tristeza ¿Qué más podéis pedir al sol del estío, foco de vuestras añoranzas? Apesadumbrado está de no poder prometer con premura y al momento vuestros sueños, mas sonreíd, pues por tamaños desvaríos también se cumplen las ilusiones.

domingo, 5 de agosto de 2012

· Juan Ramón Jiménez "Platero y yo": verdadera literatura de la niñez como pureza del alma.



Nos acercamos de forma sencilla –como le gustaría a él- a una figura “esencial” en la historia de la poesía: Juan Ramón Jiménez.
Nos vamos a recrear un instante, que siempre será eterno, en su obra más conocida y profundamente cercana a su-nuestro ámbito, y que por conectar e iluminar los rincones del alma a través de lo fundamental, con la sencillez de su prosa poética, trasciende, revelando magistralmente el mundo Juan-Ramoniano y convirtiéndose así en una obra universal.

El año pasado por estas fechas visitábamos Moguer, escenario de su primera infancia y juventud, paisaje de las primeras vivencias e impresiones, primer aliento poético y fuente de inspiración madurada, raíz y fin, motivo y personaje subjetivado en ésta obra. Acudíamos a la casa-museo, un término contradictorio si entendemos casa por hogar, y nos dejábamos llevar por los objetos que allí se atesoran y del sinfín de detalles que dan fe del enorme amor y apoyo que representó Zenobia Camprubí en la vida del poeta, al punto de no cobrar sentido ésta (la suya) después de la muerte de su mujer.
 Tomábamos más conciencia de la enorme obra del poeta acorde a la categoría humana de la persona a la que representa.

- XLII- EL NIÑO Y EL AGUA
En la sequedad estéril y abrasada de sol del gran corralón polvoriento que, por despacio que se pise, lo llena a uno hasta los ojos de su blanco polvo cernido, el niño está con la fuente, en grupo franco y risueño, cada uno con su alma. Aunque no hay un solo árbol, el corazón se llena, llegando, de un nombre, que los ojos repiten escrito en el cielo azul Prusia con grandes letras de luz: Oasis.

Ya la mañana tiene color de siesta y la chicharra sierra su olivo, en el corral de San Francisco. El sol le da al niño en la cabeza; pero él, absorto en el agua, no lo siente. Echado en el suelo, tiene la mano bajo el chorro vivo, y el agua le pone en la palma un tembloroso palacio de frescura y de gracia que sus ojos negros contemplan arrobados. Habla solo, sobre su nariz, se rasca aquí y allá entre sus harapos, con la otra mano. El palacio, igual siempre y renovado a cada instante, vacila a veces. Y el niño se recoge entonces, se aprieta, se sume en sí, para que ni ese latido de la sangre que cambia, con un cristal movido solo, la imagen tan sensible de un calidoscopio, le robe al agua la sorprendida forma primera.
- Platero, no sé si entenderás o no lo que te digo: pero ese niño tiene en su mano mi alma.


-LVX- El verano
Platero va chorreando sangre, una sangre espesa y morada, de las picaduras de los tábanos. La chicharra sierra un pino, que nunca llega... Al abrir los ojos, después de un inmenso sueño instantáneo, el paisaje de arena se me torna blanco, frío en su ardor, como fósil espectral. Están los jarales bajos constelados de sus grandes flores vagas, rosas de humo, de gasa, de papel de seda, con las cuatro lágrimas de carmín; y una calina que asfixia, enyesa los pinos chatos. Un pájaro nunca visto, amarillo con lunares negros, se eterniza, mudo, en una rama. Los guardas de los huertos suenan el latón para asustar a los rabúos, que vienen, en grandes bandos celestes, por naranjas... Cuando llegamos a la sombra del nogal grande rajo dos sandías, que abren su escarcha grana y rosa en un largo crujido fresco. Yo me como la mía lentamente, oyendo, a lo lejos, las vísperas del pueblo. Platero se bebe la carne de azúcar de la suya como si fuese agua.