sábado, 27 de noviembre de 2010

¡Habla, corazón!


No existe hueco en un fruto donde no quepa el néctar de una vida rica, repleta de madurez, cuya semilla crece en su interior como un corazón nuevo, sencillo, pleno de bellos matices, cuyos sueños son realidades y no se pueden medir en la palma de una mano. Es verdad única, placentera, que conversa desde su interior hacia lo que le rodea, para dar un sentido a un Universo que no es fugaz; es tan trascendente como esta semilla, madurada en el lecho del acogedor fruto que se mece al mismo son que el viento, hasta que cae en toda su integridad, ayudando a hablar a su corazón doblemente renovado.  

jueves, 25 de noviembre de 2010

· La Mañana: que no se nuble la esperanza


Richard Wilson  1713-1782
Lake Avernus and the Island of Capri  circa (1760)

Soneto 33                                                                                                    

 Más de una vez he visto, la luz de la mañana, 
acariciar las cumbres con ojo soberano,
besar su labio de oro el verdor de los campos,
dorando los arroyos con celestial alquimia.

Y permitir cubrir a las más ruines nubes,
con velo de tristeza, su rostro celestial,
y ocultar a este mundo su desolada cara,
marchando sin ser visto, deforme, hacia el ocaso. 


De igual forma brilló, mi rostro una mañana,
con triunfal lucidez, sobre mi tierna frente.
Mas ¡ay! que fue de mí, solamente una hora, 

la región de las nubes, lo escondió de mi vista. 

Sin embargo, por esto, no desdeña él mi amor,
que la luz de la mente, se vela como el sol.

William Shakespeare

Thomas Arne (1710-1778) - The Morning (Cantata)
Emma Kirkby soprano
The Parley of Instruments
dir. Roy Goodman

Evocaciones inglesas

martes, 23 de noviembre de 2010

· Tras la tapia


Estuve allí, donde nadie me pudiera ver, y esperé la caída de la tarde. Por la ventana vi tu rostro de gato escondido tras la tapia, y me produjo un escalofrío que quemó mi piel como llagas hechas por el sol. Pude comprobar el rechazo que me producía tu sola presencia y desapareciste entre la niebla. A lo lejos tu sombra dijo un adiós o un hasta la vista. Tu insistencia es dura como una nuez y vendrás para el próximo día, una vez más.

Has llegado de nuevo y no quiero ver ni tu sombra, oscura como una caverna que ciega mi entendimiento, y te topas conmigo para embaucarme a un mundo de desesperanza. Gato flaco, deja de manifestarte porque me quedo sin aliento al ver tu cola nerviosa darse impulso para subir al tejado, mientras yo sigo tras la ventana, perdida.

sábado, 13 de noviembre de 2010

· Adios a Berlanga

El Verdugo (1963)
Luis G. Berlanga
Desaparecen las últimas glorias de la Edad de Oro del Cine Español.
Hoy nos ha dejado uno de esos nombres que perdurará, como los que tuvieron el don de tomar la distancia suficiente para calarnos como pueblo  y de sabernos retratar tal y como somos. Valiéndose de una cámara, nos ha radiografiado como pocos han sabido hacer a lo largo de nuestra historia (Cervantes, Unamuno, Ortega, Velázquez…). Sus armas: el humor, negro para más señas, y una inteligencia de olfato portentoso que supo entrever y afinar donde otros pasaban de largo, creyendo que sólo se trataba de vulgaridad y populacho.
A esta desaparición se une también, la desazón que produce que una casta irrepetible con nombres como López Vázquez, Manuel Alexandre, Fernando Fernán Gómez,... en la interpretación, nos hallan dejado recientemente.
Un cine el de Berlanga lleno de primerísimos secundarios que conformaban el coro de sus películas. "La Vaquilla", por ejemplo, es un prodigio del plano-secuencia coral que da a la acción un ritmo vivo y fluido sin que se pierda ningún rasgo o detalle de cada personaje. Película por cierto en donde no se da ni un solo tiro. Estamos todos retratados en esa vaquilla (España), que muere sin alimentar a ninguno de los bandos y en tierra de nadie, mientras los enemigos de siempre transformados en buitres se reparten sus despojos.
Rafael Azcona
Las mejores películas de Berlanga las hizo con Rafael Azcona (otra gran pérdida), hombre que tenía la capacidad de “escuchar” todo cuanto le rodeaba, de tomar nota de lo que para otros resultaba insignificante y que él seleccionaba y engrandecía en sus guiones. Siempre iba y venia en autobús  a su casa del Paseo de la Habana donde escuchaba las conversaciones de la gente. Era Azcona de los que reivindicaban el oficio frente al arte, aunque sobresalía en su oficio.
Berlanga hace de la necesidad virtud. Es lo que convierte muchas veces el talento en genialidad, al menos él, en la época que le tocó vivir, lo hizo realidad.


"Madre en la puerta hay un niño,
más hermoso que el sol bello,
tiritando está de frío
porque viene casi en cueros."
"Pues dile que entre,
se calentará
porque en esta tierra
porque en esta tierra
ya no hay caridad
ya no hay caridad.(...)"

Villancico popular.

viernes, 12 de noviembre de 2010

· La impresión de Schubert en una mente inquieta

Kay R. Jamison
Aquella noche, mientras esperaba la llegada de mi voluble e intenso inglés -haciendo ganchillo, viendo caer la nieve, escuchando a Chopin y a Elgar- me di cuenta repentinamente de lo clara y emotiva que me resultaba la música, de lo intenso, maravilloso y melancólico que era ver la nieve y esperarlo. Sentía más la belleza, pero también el desconsuelo. Cuando llegó - elegante, de vuelta de una cena, con corbata negra, bufanda de seda blanca sesgada al cuello y una botella de champaña en la mano- puse la Sonata para piano póstuma en si bemol mayor número 960, de Schubert. Su obsesionante y subyugador erotismo me llenó de emoción e hizo que se me saltasen las lágrimas. Lloré por el patetismo de toda la intensidad que había perdido sin saberlo y por el placer de experimentarla de nuevo. Nunca más he podido escuchar esa obra sin sentirme rodeada por la hermosa tristeza de aquella velada, por el amor que tuve la fortuna de conocer y por el recuerdo del precario equilibrio que existe entre la cordura y un sutil y terrible amortiguamiento de los sentidos.

("Una Mente Inquieta" de Kay R. Jamison)

Sonata en si bemol, D. 960: Andante sostenuto


Franz Schubert (1797-1828)          Sonata em Si b maior, No. 21, D 960  - II.                     Andante Sostenuto
Maria João Pires (piano) França, 1986

martes, 9 de noviembre de 2010

· Vueltas y más vueltas



Sé que el Sol se pone por el horizonte, pero a veces dudo si me rodea o soy yo quien le rodea. Parece estúpida esta sensación pero, a poco que piense, somos mi mundo interior y yo los que giramos sobre mí misma a la vez que alrededor del Sol ,con lo cual debo decir que su presencia endiosada hasta que llega el ocaso deja dudas en mi pensamiento. Rodeo al astro Rey, y yo, su servidora, doy demasiadas vueltas a ideas inconclusas. Él  me calienta como se calienta mi cabeza. 

Lo justo sería que ese ardor insoportable dejara tregua a la brisa que trae la noche, cuya Luna gira sobre mí y mece mis sueños, rodeándome y protegiéndome de todos aquellas ideas que penden del pensamiento como alambres enmarañados, sin tener un orden lógico dentro de un orden cósmico.