domingo, 16 de junio de 2013

· La Canción del Destino (Schiksalslied) Op.54 de Johannes Brahms

Una de las obras corales más importantes del maestro junto con "Un Requiem Aleman" (Op. 45): Sosiego, mesura y trascendencia.
Brahms comenzó a trabajar en la Schicksalslied en el verano de 1868 durante una visita a su buen amigo Albert Dietrich en Wilhelmshaven. Fue en la biblioteca personal de Dietrich en donde Brahms descubrió "Hyperions Schicksalslied ", en un libro de la poesía de Hӧlderlin. Dietrich recuerda en su escrito que Brahms primero recibió la inspiración de la pieza mientras contemplaba el mar:
"En el verano Brahms volvió [a Wilhelmshaven], para hacer algunas excursiones por el barrio con nosotros y los Reinthalers. Una mañana nos fuimos juntos a Wilhelmshaven. Brahms estaba interesado en ver el magnífico puerto naval. En el camino, nuestro amigo, que por lo general era tan animado, estaba tranquilo y grave. nos contó cómo temprano esa mañana (siempre fue un madrugador), había encontrado los poemas de Hӧlderlin en la estantería y se había quedado profundamente impresionado por el Schicksalslied. Más tarde, después de pasar mucho tiempo dando vueltas y visitar todos los lugares de interés, estando sentados descansando junto al mar,  descubrimos a Brahms muy lejos sentado solo escribiendo en la orilla. Fue el primer boceto de la Schicksalslied, que apareció muy poco después. Una excursión preciosa que nos había organizado a la Urwald nunca se llevó a cabo. Él se apresuró en regresar a Hamburgo, con el fin de entregarse a su trabajo".

Walter Niemann. Brahms . New York: Alfred A. Knopf, Inc., 1929.
Ihr wandelt droben im Licht
Auf weichem Boden, selige Genien!
Glänzende Götterlüfte
Rühren Euch leicht,
Wie die Finger der Künstlerin
Heilige saiten.

Schicksallos, wie der schlafende
Säugling, atmen die Himmlischen;
Keusch bewahrt
in bescheidener Knospe
Blühet ewig
Ihnen der Geist,
Und die seligen Augen
Blicken in stiller
Ewiger Klarheit.

Doch uns ist gegeben,
Auf keiner Stätte zu ruhn;
Es schwinden, es fallen
Die leidenden Menschen
Blindlings von einer
Stunde zur andern,
Wie Wasser von Klippe
Zu Klippe geworfen,
Jahrlang ins Ungewisse hinab.
¡Oh Genios que vagáis por las alturas
y a la luz, por senderos ideales!
Los aires esplendentes
os rozan amorosos,
tal como roza las divinas cuerdas
las manos del artista.

Sin saber de su suerte,
como recién nacidos aún en brumas,
alientan los Electos.
Sus espíritus, que esconden su pureza
en el seno de un capullo,
florecen sin descanso,
y sus santas pupilas miran
la claridad eterna y muda.

Pero para nosotros es el destino
no reposar jamás en sitio alguno.
Los hombres miserables
caen,
se precipitan de continuo
con ojos ciegos,
como el agua que de roca en roca
despéñase cayendo
en un abismo incierto.

Friedrich Hölderlin (1770–1843), Hyperion


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1 comentarios:

Unknown dijo...

En esta obra Brahms es inmenso, tal cual al mar que estaba admirando

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