Es loco pensar que vivo en una nube que arrastra todo lo malo y lo bueno, donde se advierten mensajes grisáceos, mediocres, que a medias tintas se disuelven en una hoja de papel. Esta nube se asoma y se esconde cuando mejor le parece, y la impotencia que siento al ver llover se pasa cuando los rayos del sol brillan y me dejan contemplar con lucidez, aunque por unos instantes, la milésima parte de la realidad en la que vivo, en ese momento en que abro los ojos hallando respuestas. Unas veces consigo, como una heroína, aplicar mis pequeños conocimientos al día a día de mi existencia; otras no se ni cómo sacarlos de mi cabeza. Pero con tesón y manteniendo los sentidos alerta, estas pequeñas trabas serán menos cuanto más me ocupe en entender lo que afecta a mi alrededor y por ende a mí misma. Cuando esa nube se interponga entre el sol y yo tendré presente que la realidad es extraña, tan extraña que cada uno de los que estamos en ella podemos desubicarnos con facilidad, por la difícil comprensión que entraña hallarnos inmersos entre tantas realidades como seres humanos hay en el mundo.
5 comentarios:
La realidad a veces nos aburre, otras nos abruma. No hay día que no nos desconcierte. En otras ocasiones –cada vez menos a medida que uno se hace mayor- nos divierte, e incluso nos produce alguna carcajada; otras simplemente una mueca atravesada. Lo que sí intento es que no me deje indiferente, y aún menos que me pueda, que me venza, aunque a veces te entren ganas de mandarlo todo al infierno o se nos ponga penosamente cuesta arriba.
La realidad es con lo que tenemos que lidiar nos guste o no. El mundo personal interior nos sirve a veces de evasión y consuelo para tanto absurdo. Hay que tener cuidado con los ensimismamientos, porque si se abusa de ellos, la vuelta a lo terrenal nos puede golpear duramente.
Debemos procurar mirar la realidad intentando quitarle hierro, en la medida de lo posible, para descubrir los aspectos amables y maravillosos – que los tiene-, y rezar para que la cordura y la salud no nos abandonen.
Estamos sumergidos en realidad y por eso precisamente se nos escapa y disipa lo evidente.
Tenemos que aprender a mirar la realidad con el filtro que nos permita ver lo sustancial sobre lo accesorio.
Besos.
Este diálogo me ha hecho recordar una frase de Victor Frankl, un psiquiatra del que leí, cuando estudiaba, "El hombre en busca de sentido" (recomendable).
Como la memoria no da para mucho, he recompuesto el puzzle recurriendo al oráculo que todo lo sabe:
"Vivir significa asumir la responsabilidad de encontrar la respuesta correcta a los problemas que ello plantea y cumplir las tareas que la vida asigna continuamente a cada individuo".
Hace tiempo, la escribí en una nota y la dejé a modo de mantra, pegada en la nevera de casa. No sé si sirvió de algo, pero allí quedó durante mucho tiempo mirándonos.
Os sigo leyendo.
Un abrazo sincero.
Miguel S.
Vivir es un reto constante, buscando respuestas/soluciones a las preguntas que la realidad nos plantea. Si tú decidiste poner como lema esa frase tan evocadora, seguro que en momentos de confusión o de decaimiento, el hecho de leerla, te serviría para aclararte.
Todo está condicionado por la presencia de ÁNIMO con que nos enfrentamos a la realidad; y los vínculos que éste tiene con la salud, la fortaleza, el temor... por eso traigo ésta frase de Cervantes en el Quijote que dice:
"Quien quiera pueda, y quien pueda quiera"
Muchas gracias por seguirnos y por la comprensión que se aprecia en tu comentario.
"... Hay que tener cuidado con los ensimismamientos, porque si se abusa de ellos, la vuelta a lo terrenal nos puede golpear duramente."
¡Bravo Morato!
Yo creo, querida Nuria, que todo en la vida, cada vez más, con el paso del tiempo, las experiencias, etc.., debe fluir de la forma más sencilla y sigilosa posible. Pasar por el mundo sin hacer ruido, en comunión con lo que te rodea, pero combatiendo lo malo.
Nada es constante y nada debe ser un reto.
Sólo Dios permanece.
Abrazos
Bate comparto contigo lo de “con el paso del tiempo, las experiencias, etc.., debe fluir de la forma más sencilla y sigilosa posible”. A medida que me voy haciendo mayor, me cuido de hablar menos y escuchar más, intentando estar a una distancia de lo oído, que me permita apreciarlo y situarlo en su justa medida. Esto, evidentemente, es por lo general bastante difícil de llevar a cabo. Hoy en día parece que uno deba tener una opinión formada sobre todo, y es muy difícil hallar a alguien que diga que prefiere no comentar sobre algo que no sabe, o de lo que no tiene toda la información a su alcance para poder opinar.
Hay que ser en todo caso humilde, absorber lo bueno de la realidad diaria y no envenenarnos ni dejarnos llevar por los calentones del “efecto tubo”, que es el que produce la aceleración vertiginosa del bombardeo informativo y de estímulos varios.
Y “el sigilo” claro que sí: si podemos ayudar o se nos pide opinión, que sea para complementar y orientar al otro, y no para trasladarle obsesiones o vicios del condicionamiento personal, máxime si se trata de niños.
Como siempre un placer y un abrazo.
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