martes, 20 de abril de 2010

· Paciencia de la impaciencia


Sin tardanza y al momento deseo una luz y su color que avive mi alma. Ya se que me invade la impaciencia pero necesito de sus matices, de su reflejo que sonroje mis mejillas, de un tono que abra mi sonrisa. Quedaré quieta si es menester para recibirla, y con paciencia permaneceré sentada, imaginando que entran partículas coloreadas entre mis poros, iluminando aquellas zonas de mi mente que imploran vida, abriéndose a la conciencia, desengañándo las mentiras que alguna vez asoman en ella. Paciencia, sin tardanza y al momento; eso quiero para mí.

1 comentarios:

Locuaz dijo...

Hay en el cerebro estrellas de su unidad esencial, las neuronas, que parece que sólo difundan luz invertida; es decir arrojan la obscuridad a otras zonas del mismo en donde habita el ánimo. Ciegan la realidad y le dan la vuelta.
Y el ánimo es tan sensible y vulnerable como una flor. Necesita de esperanzadora luz de amanecer, y bellos atardeceres.

Lo que deseo es que se seque la negrura y deje paso a la transparencia, y que ésta, al reflejar la luz en su estrellada forma, la multiplique y la transforme en todos los tonos del espectro cromático.
El negro no, ya que absorbe a todos los colores.

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