El frío riachuelo ondea confiadamente por entre mis piernas, y siento el helor con paciencia. De repente un cosquilleo de pies a cabeza, como un suave calambre a punto de hacer arder mi piel, y disfruto de esa extraña pero placentera sensación en cada rincón de mi cuerpo. Mojada, casi sin pensar después de zambullirme, la corriente me lleva suave hacia la orilla una y otra vez, como si tuviera algún interés por que tomase tierra, y no lo consiento por un largo tiempo, porque las caricias que me hacen las ondas las busco cuando la monotonía de tocar suelo encoge mi espalda, como cuando siento que pesa mi alma y mi corazón caminando hacia lugares sin rumbo fijo, mientras que si nado entre aguas tranquilas agrando mi pecho, me yergo y respiro de un modo especial en el que domino mi ser, por difícil que sea comprenderlo.
3 comentarios:
El agua es vida: la crea y es un símbolo en sí misma de lo que es el ciclo natural. No somos más que una hojilla a merced de la corriente del gran embolado de la vida.
Sé que te desenvuelves en ella como pez en el agua.
¡Ojala pudiera tener esa virtud tan apreciada de bailar en el agua como haces tú!
La corriente es la vida, y tú sabes nadar.
Preciosa frase la última.
La corriente es vida, y yo se nadar. Y si vivir es seguir la corriente de mi riachuelo preferido me zambullo encantada, disfrutando sin buscar nada, encontrando entre las aguas armonía para aplicarla en lo posible en tierra.
Nuria después de leer los piropos que ta lanza Morato desde el trampolín de la piscina (je je, la cosa va de agua)con piruetas acuáticas incluidas, ya estás tardando tú en apuntarte a un equipo de natación sincronizada.
Publicar un comentario