domingo, 15 de mayo de 2011

· Recordare: cinco interpretaciones

Recordamos con emoción una de las partes de la Misa de Réquiem en Re menor, k 626, que según parece mas confortaban a Mozart en su agonía final. 
Bruce McIntyrecolaborador de The Cambridge Mozart Encyclopedia sugiere que Mozart "parece haber sido un librepensador católico con una relación privada con Dios".  Mozart quedó bastante tocado con respecto a la ortodoxia católica imperante en la corte de Coloredo, y por ende en el declinante antiguo régimen en cuanto a modelo religioso. Creo que su temperamento e ideas, más en consonancia con el nuevo espíritu que suponía la concepción del hombre en la ilustración, propiciaban otra relación más honda con la  fe que a mi modo de ver queda patente en su música y que es innegable.  Lo cierto es que desde que abandonó la corte de Salzburgo (1773-1781) sólo compuso contadas obras religiosas entre las que cabe destacar la Gran misa en do menor KV 427, escrita para la visita a Salzburgo en 1783, el motete Ave verum corpus KV 618, escrito en Baden bei Wien en 1791, y el Réquiem.
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Traemos cinco interpretaciones distintas del recordare para que busques, escojas y elijas la que más te guste:

3 comentarios:

José Manuel Guerrero C. dijo...

Aquí hay mucho bacalao, y del bueno, que cortar. De momento (no puedo pararme ahora como a mí me gustaría), dejo estas palabras -pilladas de un enlace que has dejado- de un austero padre católico preocupado profundamente por el alma y el detino (eterno) de su hijo.

¡Hay que ver las preocupaciones tan tontas, absurdísimas y rancias que tenían los padres de antes...!

Leopoldo Mozart: "¿Es necesario para mí preguntar si Wolfgang quizás no está siendo demasiado laxo con su confesión? ¡Dios es lo primero! De Sus manos recibimos nuestra felicidad temporal y al mismo tiempo debemos pensar en nuestra salvación eterna. A la gente joven no le gusta oír acerca de estas cosas, los sé porque yo fui joven: Pero, gracias a Dios, a pesar de todas mis tontas travesuras de juventud, siempre hemos estado juntos. Evito todos los peligros a mi alma y guardo a Dios y mi honor y las consecuencias, las muy peligrosas consecuencias, ante mis ojos."

Impresionante, bellísimo. W.A Mozart no fue una casualidad creada por los dioses del Olimpo. Si no llega a estar cerca de su retoño, y de su entendimiento y su visión sobrenatural de la vida asentada en la cruz, nos hubiéramos quedado sin el arte y la gracia de Wolfang Amadeus (Amado de Dios).

Dios lo creó, y el padre lo formó.
Y nosotros, varios siglo después de su paso por el mundo, preguntándonos aún cómo fue posible tal milagro.



*Después sigo..

José Manuel Guerrero C. dijo...

(Sigo)


La masonería en la vida de Mozart fue una anécdota, respecto a lo que representó en su obra y en su arte, una estrecha nimiedad, más fruto de la moda que corría por aquellos días fruto del hartazgo de un "Antiguo Régimen" un tanto despótico, sobre todo con los artistas, a los que los situaban en el escalafón de meros servidores, que de un verdadero y comprometido ideal de comportamiento por parte W.A. Es cierto que las relaciones con el Arzobispo Corolledo pudieron ser mejores, pero yo nunca he percibido ni visto ni escuchado con el oído ni sentido con la inteligencia, por su música, que es lo que verdaderamente nos descubre a Mozart,
que la ascendencia de este arzobispo fuese una mala influencia para el desarrollo de su personalidad. Leopoldo Mozart es el primero en darse cuenta que su divino retoño tiene más aficiones y divertimentos que su música, y estos pasatiempos lo podrían llevar al fracaso. Y no sólo al fracaso terrenal, de ahí extraigo yo la zurrapa de la manteca colorá de la parrafada que subí antes de Leopoldo. Corellodo estaba bien donde estaba. Vara firme y pulso austero, se diría el cura, para encarrilar a un fenómeno arrebatador de la naturaleza aún en estado salvaje.


(Sigo después)

Locuaz dijo...

No cabe duda a juzgar por los resultados, que Leopold fue un pedagogo o maestro excelente. Palabra la de pedagogo que ha caído en desgracia en nuestro días por el despiste, que junto con los psicólogos, están creando buena parte de ellos en el maltrecho sistema educativo. Lo que te comentaba es lo que aplicaba el padre de Mozart: el afecto sin exigencia es tan inútil como la exigencia sin afecto.
Invertir en educación humana, y también como no, materialmente es invertir en futuro. Ésta afirmación que parece trillada y hueca desafortunadamente, es una cuestión primordial.
Los frutos de esa educación familiar- espiritual y académica los dio Mozart con creces a lo largo de su vida. Otra cosa es el carácter del genio: alegre y humano (en el buen sentido) lo cual es una bendición en sí. Sólo hay que leer la abundante correspondencia que nos queda, para darnos cuenta de la talla del personaje. Era una persona de bien, aparte del genio. Precisamente gracias a las bondades de su educación y al equilibrio entre la RAZÓN y la FE que le inculcó su padre, y a los buenísimos mimbres que traía el muchacho – no nos olvidemos-, tenemos una obra plena, completa (a pesar de su corta vida), llena de matices y de inteligencia que trasciende su tiempo y se convierte en universal…. y qué voy a decir que no sepamos y que dirían mucho mejor, y con mas conocimiento otros.

Te agradezco infinito tan magnífico comentario. Es estupendo que se enriquezca de esta manera el apunte de la entrada.

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