No me quiere, lo sé. Me lo hace ver bosquejando sombras de pájaros sobre un papel, un espejo, sobre el vaho de un cristal. No me quiere, lo sé. Soy su pájaro herido y apresado en mi jaula. No me quiere, lo sé. La sombra del vuelo de una paloma está en sus ojos y eso me asusta. La perdono porque es fácil confundir amor con cariño. La perdono porque no la quiero ver llorar después de que el pájaro eche a volar. La perdono porque con mi herida curada despliego mis alas en busca de otra vida. No la olvido; cuando recuerdo sus manos, soplan vientos orientales que manejan el pincel con maestría. No la olvido; sus ojos rasgados están presentes en lo que veo, en mi memoria. No la olvido,aunque me ahogase en su jaula de bambú. ...No me quería, aunque la perdoné, pero no la he olvidado. |
martes, 1 de junio de 2010
· El vuelo de una sombra
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1 comentarios:
Tanto la primera historia, como la segunda, son...me encantan. La primera es poética y sugerente, la segunda, tan...concreta, es perfecta.
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