martes, 10 de agosto de 2010
· Aroma entrañable
En cuanto estoy delante de la puerta de casa me da un vuelco el corazón y al abrirla la emoción es más fuerte de lo que se pudiese imaginar. Ya estoy de vuelta. Espero un momento para aliviar el cansancio. Sigo mis movimientos hasta dejar la maleta en mi habitación e inspiro ese olor impregnado en cada rincón, que huele a toda una vida. En cada hogar se refugia un aroma peculiar que aviva recuerdos impresos en la memoria como cuando venía de vacaciones. Era un olor entrañable, que me abrigaba como una madre cuando ésta estaba ausente y me reconfortaba con su presencia tan familiar. Desgraciadamente ese olor se ha difuminado porque los que vivían en esta casa se han marchado. Sus colonias, el agradable olor a limpieza, las sábanas con su aroma de antaño... ya no existen. Se han volatilizado, pero eso no significa que no tenga personalidad mi casa. La tiene, y a cada paso que doy voy dejando mi rastro que nadie puede dudar que es único.
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