Entre las manifestaciones poéticas del Siglo de Oro Español, ninguna resulta tan singular como la obra del fraile descalzo universalmente conocido con el nombre de San Juan de la Cruz, que ha despertado el asombro la admiración de poetas tales como Menéndez Pelayo que dice que estamos ante una poesía “angélica, celestial y divina, que ya no parece de este mundo, ni es posible medirla con criterios literarios […]. Son las Canciones espirituales de San Juan de la Cruz […]. Confieso que me infunden religioso terror al tocarlas. Por allí ha pasado el espíritu de Dios, hermoseándolo y santificándolo todo […]. Juzgar tales arrobamientos, no ya con un criterio retórico y mezquino de los rebuscadores de ápices, sino con la admiración respetuosa con que juzgamos una oda de Píndaro, parece irreverencia y profanación." (Estudios de Crítica literaria).
Dámaso Alonso se siente muy cerca de este miedo elocuente: “Es el mismo espanto que yo -con mucho más motivo- había sentido siempre…No eran sólo las palabras de Menéndez Pelayo lo que producía mi inicial terror, sino un conocimiento elemental de los problemas que entraña su poesía. Hoy puedo afirmar rotundamente que son los más dificultosos de la literatura española" [La poesía de San Juan de la Cruz (desde esta ladera)].
Otros muchos grandes Paul Válery, Azorín, Jorge Gillén… han reconocido asombro ante su obra inclasificable y completamente nueva.
José Coll y Vehí aconseja leer a San Juan “con el corazón más que con los ojos” y Julio Cejador dice que su poesía “no parece cosa de hombres, sino de bienaventurados”.
(Fuente: Edición Obra Completa de San Juan de la Cruz por Luce López-Baralt y Eulogio Pacheco -Alianza editorial).
Hoy, aprovechando que es el día del Santo, traemos su CANCIÓN DEL ALMA de la “Noche Oscura”:
Canciones del alma que se goza de haber llegado al
alto estado de la perfección, que es la unión con Dios,
por el camino de la negación espiritual.
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En una noche oscura,
con ansias en amores inflamada,
(¡oh dichosa ventura!)
salí sin ser notada,
estando ya mi casa sosegada. 5
A oscuras y segura,
por la secreta escala disfrazada,
(¡oh dichosa ventura!)
a oscuras y en celada,
estando ya mi casa sosegada. 10
En la noche dichosa,
en secreto, que nadie me veía,
ni yo miraba cosa,
sin otra luz ni guía
sino la que en el corazón ardía. 15
Aquésta me guïaba
más cierta que la luz del mediodía,
adonde me esperaba
quien yo bien me sabía,
en parte donde nadie parecía. 20
¡Oh noche que me guiaste!,
¡oh noche amable más que el alborada!,
¡oh noche que juntaste
amado con amada,
amada en el amado transformada! 25
En mi pecho florido,
que entero para él solo se guardaba,
allí quedó dormido,
y yo le regalaba,
y el ventalle de cedros aire daba. 30
El aire de la almena,
cuando yo sus cabellos esparcía,
con su mano serena
en mi cuello hería,
y todos mis sentidos suspendía. 35
Quedéme y olvidéme,
el rostro recliné sobre el amado,
cesó todo, y dejéme,
dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado. 40
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En la ilustración musical traemos como contraste, el proyecto musical de Danger Mouse y Mark Linkous, en el que también estaba metido por medio David Lynch, que aúna a un ramillete de gente interesante del pop y que hacen una interpretación particular de este tema de San Juan.
En otra sensibilidad, la música callada de Federico Mompou tiene como referente poético la obra de San juan de la Cruz, una expresión de su ideal estético: "una música que sea la voz del silencio", sin huecos ni adornos".
2 comentarios:
Hola, Airun, ¿has escuchado la versión de Loreena Mckennitt (en inglés, lógicamente), The dark night of the soul? (Yo es que soy mucho de Loreena Mckennitt, jeje)
Besos
Es preciosa. Parece una nana celta. Dulcísima. Gracias por dármela a conocer. Seguro que a partir de ahora pondré su música como ambiente en alguno de mis escritos. Muchos besos.
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