sábado, 1 de mayo de 2010

· ¿Pasos firmes?

        
             Se estrechaban mis pasos caminando, pensando si pensar, al igual que aquella geisha que se mostraba elegante y frágilmente segura; contrariamente yo dejaba al descubierto miedo e inestabilidad. Andaba de puntillas: pasitos pequeños sobre los dedos de mis pies... ¿Por qué tan difícil y tan fácil a la vez?
             Si escucháramos el silencio de huellas cortas y almohadilladas al transcurrir por nuestra vida, se afinaría el sentido del compás, del fluir del tiempo, armonizándonos hasta llegar a una mayor ligereza sin pesar, con un brío que se consigue a través de una fina pero fuerte caña de pescar: con paciencia.

1 comentarios:

Locuaz dijo...

Por esta vida la mayor de las veces pasamos pisando huevos, como elefante en cacharrería. No se para casi nadie a escuchar. Quizá porque el que viene detrás te esté empujando u hostigando. Gran parte de nosotros se conforma con no resbalar para no dar con los huesos en el suelo, y muchas veces los asideros que nos vemos obligados a utilizar para prevenir la caída son ruidosos y quejumbrosos, otras son inadecuados y acrecentamos así la dureza del golpe.
Otras personas, como decía la Coixet en “mi vida sin mí”, pasan por la vida como deslizándose por su superficie, sin rasgar si quiera el sentido de ésta. Una existencia ajena a la misma esencia de la vida.

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